Aïvanhov nos habla hoy de estar en este mundo sin ser de este mundo.
Nos habla de compatibilizar los altos ideales con nuestra vida en la tierra, en esa simbiosis espíritu-materia que constituye nuestro reto.
No debemos atender sólo el espíritu ni tampoco sólo la materia. Nuestra materia debe ser el vehículo para la manifestacón del espíritu, debe estar impregnada de él.
Deben ir juntos.
Es preciso tener los pies en la tierra, la mirada en el cielo. Y cuando la mirada está en el cielo, las cosas de la tierra adquieren otro color, otro sabor.
Desparacen la amargura y el cinismo.
El espíritu es la dinamo inacabable que nos da fuerza cada día.
“Que las almas habiten más dulcemente los cuerpos”, nos comentaba el querido Profesor Juan Iglesias en sus clases.
En esa frase hay un bello propósito oculto.
Pensamiento simiente 8 febrero 2010
"No predico el abandono del mundo y de la vida en sociedad para que consagréis todo vuestro tiempo a la meditación y a la oración. Otras enseñanzas lo hicieron y tenían sus razones para ello. Pero el objetivo de la Enseñanza de la Fraternidad Blanca Universal es diferente, su misión es diferente: no se trata de ganar algunas personas y arrastrarlas a una senda puramente espiritual y mística; nuestra enseñanza quiere abarcar al mundo entero, arrastrar al mundo entero, y no se puede arrastrar al mundo entero por un camino que sólo es para algunos.
Y puesto que el fin de la Enseñanza es diferente, sus métodos también son diferentes. Es deseable que todos los hombres y mujeres puedan trabajar, fundar una familia y manifestarse como seres sociales; pero al mismo tiempo, es necesario que tengan también una disciplina, unos métodos para mejorar esta vida familiar y social. ¡Cuántos se encuentran aún en una situación en la que si se lanzan a la vida espiritual, sus negocios fracasan, y si se ocupan de sus negocios, la vida espiritual es la que fracasa! Pues no: las dos, es necesario reunir las dos."
Gracias J.T.
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