miércoles, 13 de enero de 2010

Binaventurados.


“…bienaventurados los que no precisan de milagros para sanar y resucitar, porque ellos ya dejaron atrás todas las ilusiones…”.

“…bienaventurados los que no padecen ilusiones, pues ésos ya no necesitan a ningún Maestro, Salvador o Mesías…”.

“…bienaventurado aquel que no necesita un Mesías, porque ése es incapaz de verse por debajo de su hermano…”.

“…bienaventurado quien no se cree un Mesías, pues ése es incapaz de verse por encima de su hermano…”.

“…bienaventurado aquel que no se ve ni por encima por debajo de su hermano, pues ése contempla al Otro y a sí mismo como indisoluble Uno…”.

“…bienaventurado el que no necesita un Salvador, pues ése ya tiene la sabia certeza de que sólo él puede salvarse a sí mismo…”.

“…bienaventurado aquel que no necesita sentirse un Salvador, pues ése ya no padece la ilusión de verse separado en Otros a quienes deba salvar…”.
“…bienaventurado aquel que no necesita un Maestro, pues ése ya alcanzó la Maestría del Ser…”.

“…bienaventurado aquel que alcanzó la Maestría del Ser, pues ése ya dejó atrás todos sus miedos…”.

“…bienaventurado quien deja atrás sus miedos, pues ése contemplará con seguridad el amanecer que sigue a la Noche Oscura del Alma…”.

“…bienaventurado aquel que recorre la Noche Oscura del Alma, pues sólo ése se librará de todas sus incertidumbres…”.

“…bienaventurado quien se dedica a dilucidar incertidumbres, pues sólo a ése les serán abiertas las sagradas puertas del Misterio…”.

“…bienaventurado el que se atreve a cruzar las puertas del Misterio, pues sólo ése obtendrá respuestas a todas sus preguntas…”.

“…bienaventurado quien no necesita formular más preguntas, pues ya recordó el Conocimiento de ese Uno que él mismo Es, Fue y Será siempre…”.

“…bienaventurado quien se sabe Uno con el resto de los seres, pues sólo ése ha dejado atrás todos los obstáculos que le separaban del Amor…”.

“…bienaventurado aquel que es Uno con el Amor, pues sólo él conoce la verdadera naturaleza de la Realidad…”.

“…bienaventurado quien conoce la naturaleza de la Realidad, pues Ésta está hecha de la perpetua esencia de la Luz, de la íntima calma del Silencio…”.

“…bienaventurado aquel que trabaja en la Luz y el Silencio, pues sólo él conocerá el fin de la Eternidad y el comienzo del Infinito…”.

“…vosotros sois la Luz del Universo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder y alumbra –como faro- a los que la avistan desde lejos. Así alumbre vuestra Luz a todos los seres, para que glorifiquen al Uno cuyo Reino late en el interior de ellos mismos, de vosotros mismos…”.

Carmelo Urso.

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